Todos en algún punto de nuestra vida nos hemos eventualmente preguntado qué significa esa premisa que algunos entendidos establecen cuando afirman que todo en la existencia se trata de "lecciones" que deberíamos aprender y que aprehenderemos si observamos la naturaleza que nos rodea, prestando atención especialmente al contenido de lo que nos quiere impartir en sus magistrales aulas de clases únicas en su estilo. Personalmente nos cuesta creer que realidades tan dramáticas sucedan sólo para instruirnos, que seres vivos experimenten los más crueles tormentos solo para que el ser humano se mire en ese espejo y lo trascienda, porque tendríamos que reconocer el narcisismo más abyecto que nos podamos imaginar y la sumisión de toda la magnificencia del planeta servida exclusivamente para nosotros en bandeja de oro, acompañada de tal reverencia y devoción como si de una majestuosa obra de teatro se tratase realizada única y exclusivamente para el aprendizaje de una determinada y específica etapa infantil de "su alteza", el Ser Humano Divino, y sostenida hasta que éste capte y aprehenda el fin último o propósito de la obra, momento en el cual se levantaría el telón para, seguidamente, salir los pequeños actores a recibir los aplausos, despojándose a su vez de las máscaras y demás atuendos que llevaban estrictamente para la escenificación de una obra que llevaría por título La Inteligencia Versus La Fuerza.
La obra de teatro la integrarían dos actores, un gusano que vendria a representar la cualidad de La Inteligencia, y un grillo que encarnaría el don de La Fuerza como una pseudo característica inherente a su frágil naturaleza invertebrada. Así comienza la historia de la obra, donde el Gusano, a través de estratagemas, se apodera de la voluntad del Grillo; literalmente lo consume, lo controla y finalmente lo lleva al suicidio. Este gusano se mimetiza bajo la forma de quistes en las plantas y en la superficie de lagos y, una vez alojado en el huesped, se alimenta de sus nutrientes mediante un proceso invasivo que acelera dramáticamente su tiempo de vida haciéndole envejecer más rápido ya que debe redoblar sus esfuerzos de supervivencia para sostenerse en su hábitat y sostener el hábitat en que lo han convertido. Todo esto sucediendo en la fisicalidad del grillo sin posibilidad alguna de que pueda percatarse de su inexorable destino. Nótese que el grillo debe morir, es el precio que pagará si logra salir ileso, tanto de los efectos del cruel desgarre interno al que será sometido, como de los efectos de la inmersión, al haber saltado al agua de forma involuntaria sin poder nadar, esto por cuanto una vez agotadas las reservas vitales del grillo, el gusano lo induce a saltar a un lago en un último y supremo esfuerzo físico que debe realizar como si se tratase de un ritual de sacrificio en el que el gusano emerge de las entrañas del grillo al cual matará si antes no sucumbe a la muerte por desgarre, o por asfixia mecánica. Aquí se configura un perverso proceso de emersión (el gusano) y de inmersion (el grillo) que se cumple para la sobrevivencia de la especie Paragordius varius, donde el parásito emerge triunfador de una feroz competencia anteponiendo la inteligencia a la fuerza, ya que de lo contrario no podría superar la batalla, siendo el grillo superior en tamaño, en agilidad y en fuerza, pero inconsciente de la conspiración de la que está siendo objeto en contra de su legítimo derecho a la vida. Asi, una vez convertido en huesped del parásito, nada podrá hacer; su destino estará sellado.
En esta ilustración, en esta lección en vivo y directo y en tercera dimensión que nos imparte la madre naturaleza, podemos notar una alarmante analogía con los seres humanos, quienes estamos siendo invadidos en nuestro fuero interno por formas de vida autónomas, llámense alienígenas, arcontes, demonios, complejos activos. etc., dependiendo estas definiciones de la perspectiva de cada uno, ya sea que estemos hablando de teorías pertenecientes al campo de la investigación de la psicología y de la ufología, o de doctrinas tales como la católica, la gnóstica, y de tantas hipótesis que existen basadas en los diversos mitos así como también en dogmas llamados fundamentalistas.
En este caso específico usamos el término parásitos porque son entidades que se alojan en el huesped humano tomando el control de su voluntad a través de su sistema nervioso, nutriéndose con sus fluidos biológicos y energéticos hasta alcanzar las condiciones mínimas para desenvolverse con autonomía en el ámbito humano, sin descartar por supuesto el ámbito astral, el ámbito dimensional, el ámbito relacionado con universos paralelos (cuántico), el ámbito emocional, el ámbito espiritual, etc., lo cual una vez logrado deja a su paso un zombie, un cascarón vacío, un ser humano desvalido, despojado de su voluntad, sin la energia requerida para vivir y para enfrentar los retos del día a día y sin siquiera saber a qué clase de ardid ha sido expuesto y la razón de su fracaso respecto de las potencialidades que le fueron conferidas previo arribo a esta realidad. En este sacrificio del ser humano se cumple de nuevo el principio antes relatado, el humano, al igual que el grillo, es inmolado en un ritual para la sobrevivencia de otra especie que lo somete con inteligencia a expensas de su ignorancia, ritual éste reservado para el momento de su muerte cuando acontezca, donde las circunstancias estarán determinadas en función de su carácter, de sus creencias, de sus paradigmas y en función de la magnitud del daño infringido y de si éste es rreversible o no.
Volviendo a la obra de teatro con la que iniciamos el presente ensayo, pudiéramos elucubrar algún método que haya podido estar al alcance de la víctima (el grillo) para resistir el ataque del parásito, el cuál lo invade en el momento en que éste se acerca al agua para beber o cuando se aproxima a las hojas de plantas infectadas para comer. En este sentido pudieramos dilucidar que el huesped no posee mecanismos de defensa que lo resguarden de una invasión de semejantes proporciones ya que tiene que beber y comer para subsistir de acuerdo a un elemental instinto de autoconservación. Así que podríamos aventurar que su suerte está echada y nada podrá hacer para evitarlo ya que solo sería cuestión de tiempo para caer en la trampa tarde o temprano, pero, afortunadamente, esto no sucede con el ser humano, quien observando la dinámica de su relación con el medio respecto del cual interactúa, tiene el don de percibir internamente los sutiles cambios que se suceden en su entorno y desde su perspectiva evaluar a qué lo conducen estos cambios, ya sea que partan de su propia psique o de sus semejantes; es decir, estamos apelando al sentido de la perspicacia que, según el diccionario, no es más que el don que nos capacita para percatarnos de cosas que pasan inadvertidas a simple vista. Este don lamentablemente no lo posee el grillo de nuestra historia pero puede ser cultivado por el ser humano a través de la OBSERVACION, característica ésta de la cual depende literalmente la preservación de la especie humana en toda la extensión de la palabra, ya que no es lo mismo vivir sin voluntad, siendo arrastrados y vencidos por los caprichos de las circunstancias que nos acechan permanentemente, que vivir a la altura de nuestro verdadero y real potencial, atentos y sobreponiéndonos a la amenaza de la colonización parasitaria de la especie humana, estando alertas a las vicisitudes que ello entraña, detectándolas, superándolas y emergiendo airosos de la batalla con todo el esplendor que significa la palabra HUMANO.
Aquí es cuando cobra sentido el título de nuestra disertación, La Iluminación, La Iluninación de la conciencia, La Iluminación desde el punto de vista del conocimiento que nos permite vislumbrar los ataques de estos parásitos a la naturaleza humana para actuar en consecuencia, lo cual no tiene nada que ver con sentarnos pasivamente a visualizarnos envueltos en luz, método éste que no nos libra del peligro de la parasitación sino que, por el contrario, nos hunde más en la inconsciencia que es precisamente el espacio oscuro que debemos iluminar, por cuanto es justamente a través de este portal por donde hacen su ingreso estas aberraciones con su afán de conquista y de dominio, y nosotros sin poderlo evitar por andar de distraídos visualizándo afuera sin percibir lo que está ocurriendo en nuestro interior. Por consiguiente y desde nuestra perspectiva, no es productivo visualizarnos rodeados de luz cuyo método curiosamente sí funciona en las Luciérnagas que, irónicamente, no son precisamente huéspedes aptos para que el parásito gordiano anide en sus cuerpos de luz, aunque esta cualidad lumínica obviamente sabemos no deriva de la voluntad ni de la intención de visualizar de este insecto sino de su constitución biológica.
Asi, en este orden de ideas, somos de la opinión "insolente" si se quiere, que el gusano y el grillo no son otra cosa que la representación en pequeña escala de una realidad que nos está afectando en estos momentos y que está ahí para quienes tienen ojos para ver (descartamos el término "tengan") y perspicacia para discernir, atributos divinos estos que no asisten al grillo que se inmoló para que los infantes de la realeza, los humanos de esta realidad podamos realmente enfrentar y conscientemente superar.
Narcisistas? Si ello nos empodera, Sí. Por qué no? Partimos de la premisa de que todas aquellas herramientas que nos sirvan para empoderarnos debemos usarlas en nuestro beneficio y a favor de nuestros divinos intereses humanos, y preferimos mil veces pasar por esta etapa, la más crucial de la historia de la humanidad, siendo catalogados como narcisistas y no como derrotados, porque de eso justamente es de lo que se trata, de recuperar la dignidad y la fuerza divina que nos está siendo sustraída por enemigos ocultos del Ser, sobre todo si tomamos en cuenta el hecho de que su precaria inteligencia reside en el estigma de nuestra inconsciencia usada en contra nuestra y cuya influencia es directamente proporcional al hecho de que no los vemos, e indirectamente proporcional a la infantil y absurda creencia de que si no los vemos entonces no creemos que existen. Ahí reside la clave de su infame estrategia y no precisamente en su "inteligencia", la cual deja mucho qué desear si a las pruebas nos remitimos.
Visualizarnos rodeados de luz? No. Visualizarnos rodeados de perspicacia conquistando poquito a poco la consciencia total que nos ha sido sustraida para intentar vencernos en "inteligencia", que no en fuerza, a costa de nuestra inconsciencia. Ese es el reto más importante que tenemos ante nosotros en este aquí, en este ahora! Nuestro amigo, el grillo crucificado, nos apercibe advirtiéndonos que podemos lograr lo que él, sin la luz de la perspicacia, no pudo.
Finalmente traemos a colacion un comentario que hicimos al final de una de las entradas del presente Blog titulada "El Don de la Multidimensionalidad", donde dejamos latente la impresión que nos quedó de que "nuestros cuerpos físicos (barquitos) llevan a cuestas otros pasajeros que pudieran eventualmente arribar a dimensiones o realidades para nosotros vedadas. ¿Son estos pasajeros los parásitos no precisamente gordianos que tomamos como ilustracion? Pudieran ser porque a fin de cuentas, si observamos con atención, podemos ciertamente apreciar que áctuan igual tanto en sus estrategias de depredación como en sus métodos de manupulación.
Bibliografía: http://margen-izquierdo.blogspot.com
http://www.ecured.cu/index.php/Gusano_cord%C3%B3n_de_bota.