Nos hace mucha gracia la actual tendencia espiritual de
algunos autores esotèricos incluyendo webmasters con su doble discurso cuando nos aleccionan a
conectarnos internamente con la Madre Tierra mejor conocida en el ámbito esotèrico
como Gaia cuyo nombre le fue dado por William Golding, novelista y premio Nobel
de Literatura. Dichos personajes nos invitan a entregar nuestra devoción a esta entidad planetaria lo
que equivale a una entrega incondicional de nuestra energía. Pero también nos desconcierta
la inocencia con la que actúan, toda vez que por un lado nos dicen que somos
esclavos dormidos de inteligencias foráneas que no hacen màs que ordeñarnos con
el único fin de extraer de nosotros determinados tipos de energìas sutiles que
requieren para su subsistencia, y por otro lado nos animan a despertar a objeto
de que nos emancipemos pacíficamente del yugo y nos encaminemos con planeta y
todo hacia la “libertad” ejerciendo el inalienable derecho a nuestra
autodeterminación como raza.
Claro, esto en sì ya serìa un ideal digno de los màs encomiables
esfuerzos, no obstante cabrìa preguntarnos de què libertad estamos hablando
porque liberarnos para quedarnos dueños y soberanos en el suelo y espacio de
Gaia sería salir de una esclavitud para entrar en otra porque no hay mayor
tiranìa que aquella que emana de las leyes que rigen esta densidad en la que nos encontramos
actualmente, si es como dicen algunos y la mayoría repite que nos encontramos
en Tercera Dimensión.
En este orden de ideas y desde nuestra particular
perspectiva, no existe nada en este mundo que sea digno de ser preservado, comenzando
por Gaia, a quien desde nuestro punto de vista percibimos como un ser vivo
dotado de consciencia, sediento de sangre y que nunca tiene suficiente. Por màs que nos deleitemos con la belleza de sus paisajes no podemos asimismo dejar de echar un vistazo a la historia humana y ver el derramamiento de
sangre que ha tenido lugar desde que el mundo es mundo; miles, millones de años
derramando sangre humana para que Gaia se alimente; miles, millones de años
albergando en su seno los restos de los difuntos humanos, los cadáveres de la
humanidad a lo largo de cada ciclo, de cada era.
Incluso aquellos llamados pueblos primitivos sabían que la
tierra es un ser vivo, a quien rendìan culto y sacrificios a la naturaleza y a
su espíritu presente en cada uno de sus elementos. Las comunidades indígenas,
los antiguos griegos e hindúes le daban el estatus de madre sagrada para
diferentes tradiciones con diferentes nombres tales como Pachamama, Tonantzin,
Dèmeter, Cibeles, Ceres, Gea, Gaia, entre otros.
Según la teoría de
Darwin, la evolución de las especies està determinada por la capacidad
de adaptación de los seres vivos a las condiciones del medio ambiente en el que
se desenvuelven. No vamos a entrar en la dicotomia de si hay una raza psicópata
o amoral en conflicto con otra raza virtuosa o moral porque ese no es el punto
a tratar en el presente ensayo, aunque baste decir por el momento que
compartimos dicha teoría, y es a esta raza psicópata a quien corresponderìa si
ese fuera el caso luchar o no por su libertad o por condiciones reivindicativas por aquello de los
derechos humanos por cuanto es esta raza la que està evolucionando con el
planeta y su reino animal.
Todo ser vivo sobre
la faz de Gaia, en sus mares y espacios aéreos
està obligado a una lucha feroz por la sobrevivencia, todo,
absolutamente todo es una competencia regida por el lema “o aniquilas o te
aniquilan” y ese lema no està solamente circunscrito a perros y gatos, a la
zoología como tal, sino también a la civilización humana en las carreras
profesionales, en las escuelas y universidades, en la medicina, en la ciencia,
en las artes, en la industria; todos queremos alcanzar la cúspide, queremos ser
los mejores porque… “o aniquilamos o nos aniquilan”.
Asì que por muy
soberanos que lleguemos a ser, siempre nuestra sangre y la sangre de todo ser
vivo seguirà nutriendo a la “madre” tierra y no importa cuanta culpa sigamos
echando a extraterrestres, a reptilianos y grises porque aquí en esta realidad
no se mueve una hoja sin el silencioso conocimiento de la naturaleza toda, es
decir, Gaia.
Por lo tanto, hasta
que no tomemos consciencia de lo abyecto del plano en el que nos encontramos en
este planeta, seguiremos volviendo una y otra y otra vez creyendo que se
necesita de nuestro amor; seguiremos creyendo en una utopía que se encuentra en
otras realidades propias de nuestro origen, no en esta realidad.
Habrà quienes digan
que la humanidad como un todo forma parte del reino animal y que queramos o no
estamos evolucionando. Nosotros somos de la opinión que dentro del conjunto de la humanidad se
encuentra un tipo de pseudo humano que viene evolucionando a partir de una
larva hasta lo que es hoy en dìa, una entidad racional (no un ser humano
propiamente dicho) con un nivel alto en
complejidad que le permite elaborar pensamientos abstractos y creativos pero
que necesita desarrollar capacidades verdaderamente humanas para aprehender empatìa,
sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas. Son estos
pseudo humanos quienes pertenecen a esta evolución, a este plano, a este mundo,
a esta realidad; no nosotros, no tu amigo lector, amiga lectora. Tù, yo y los
demás seres verdaderamente humanos fuimos embarcados en esta travesìa bajo
engaño; se nos dijo algo asì como que el planeta tierra necesita de nosotros
para aumentar sus vibraciones porque los “regresivos” la tienen sumergida en
una frecuencia de muy baja vibración energètica y que necesita desesperadamente
elevarse a la cuarta, quinta o enésima dimensión.
Pero hazte una
pregunta, según los científicos el planeta tiene la edad de 4470 millones de
años (aunque por excavaciones se sabe que es mucho màs antigua), què razones de
peso tenemos para pensar que lo que no se ha logrado en millones y millones de
años lo vamos a lograr aquí y ahora nosotros?. No estamos cayendo en tendencias
ególatras o narcisistas, por decir lo mínimo?
No, este mundo no va
a superar las guerras, el hambre, las injusticias, el dolor, el sufrimiento
porque de eso es que se nutre y su menú a la carta preferido es el sufrimiento producido
por la impotencia de quienes fuimos engañados y embarcados aquí. Asì que cuando
escuches que este mundo se va a acabar porque va a ser impactado por un
asteroide que vendrà del espacio, alégrate y celebra una fiesta porque si ello es asì quizás
después de todo la justicia y el bien si existen aunque vengan representados en un trozo de roca del espacio profundo y no
de nuestros frustrados corazones.