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martes, 26 de mayo de 2015

Con amigos asi...




Resulta  muy  desalentador ver còmo las personas que tienen la maravillosa oportunidad de acceder a su fuero interno de la mano de un guía que se supone debería velar por sus intereses, desperdician el breve y valioso tiempo terapéutico rozando a duras penas  la periferia del conflicto sin lograr anclar  el  núcleo  y  extraer la causa del problema  y  la solución del mismo, y todo porque  lastimosamente el caso a tratar supere la capacidad de respuesta del especialista.

No es el espíritu  del  presente ensayo  cuestionar el trabajo de  profesionales hipnoterapeutas porque no somos psicòlogos, aunque algunos de ellos tampoco lo son. No obstante y aunque no se trata de cuestionar, necesariamente  caemos en  mayor o menor grado de cuestionamiento al analizar ciertos patrones que están proliferando como un virus y que pareciera repetirse como una constante  diseñada a la carta contentiva  èsta de un método preestablecido quizás a fuerza de imitaciòn, a cuyo esquema el terapeuta se alìnea voluntaria o involuntariamente. lo que redundarà inevitablemente en una agudización de la crisis que aqueje a la persona que  en un determinado momento opte por terapias de esta índole, si es que el terapeuta no logra posicionarse a la altura del desafío que se le presente al abrir la “caja de pandora”.

En este sentido cabrìa preguntarse hasta què punto sería posible en una sesión de regresión hipnótica que una entidad que inadvertidamente asume el control de la psique de la persona inducida, controle simultáneamente  la psique del hipnotista?

A nuestro modo de ver  y por aquello del beneficio de la duda, èsta sería la explicación màs plausible cuando notamos la candorosa inocencia de los terapeutas  en aquellos casos en que  se manifiesta determinada entidad afirmando que es un ser celestial, como por ejemplo, un Jesucristo, un Miguelarcàngel, un  Espiritu Santo, un Maestro Espiritual,  un San Pedro, un San Pablo,  un  "Humano Luz", un Equipo   Médico  Nibiruano con las tècnica màs avanzadas en el campo de la medicina, etc.

Ni què decir en aquellos casos en los que  percibimos impotentes còmo en la persona inducida aflora repentinamente una cierta perspicacia como un sexto sentido tratando de advertirle que quizás después de todo  tal entidad no sea  tan celestial como dice ser. Aun asì,   el terapeuta   desestima  la duda razonable del inducido para, seguidamente, ubicarse pasivamente en un segundo plano  y  devenir en un simple espectador del proceso.

A modo de ilustración, valga como ejemplo el caso especìfico de una psicòloga e hipnoterapeuta documentado en "https://www.youtube.com/watch?v=J9ElF0XLaY0" donde la inducida, Carla, nos inspirò una gran empatìa y solidaridad. Ella tenía implantada por una entidad draconiana una viga lacerando su boca que le impedía hablar y la hacia temblar incontroladamente de pies a cabeza. Asimismo, esta entidad draconiana   dejó muy claro  además que habían en Carla muchìsimos huèspedes  invasores  por lo  que no les alcanzarìa el tiempo para expulsarlos a todos.  

La terapeuta por su parte trabaja bajo la guía de lo que ella llama “su maestro jesùs”, quien tutela todos los procesos de hipnosis y, a lo largo de  las sesiones,  va entregando a este maestro algunas de esas entidades invasivas para que las guìe hacia la “luz”.  

Pero lo màs triste del caso, en nuestra opinión, es que nuestra Carla perdiò la magnìfica oportunidad de liberarse de un gigantesco implante  que le fuera insertado por un dragòn (asì lo identificò bajo hipnosis) dada la negligencia de la hipnotista, quièn no se percatò o no quiso percatarse de que Carla estuvo siendo distraída desde el principio hasta el final por varias entidades (o la misma bajo  diferentes nombres) con el único objetivo de boicotear el proceso de liberación en la remociòn del  gigantesco implante.


No conforme con esto, además de bombardearla con “luces” de colores  verdes y violetas, la indujo también  a invocar a su “ser luz” y quien se presentò respondiendo a la invocación fue un supuesto arcángel miguel.  Cabe destacar que la conciencia de Carla siempre estuvo muy afinada y lùcida, tanto que cuestionò capciosa el hecho de que dicho arcángel miguel  irrumpiera en escena esgrimiendo una espada contra las otras entidades.  Al respecto, Carla  manifestó su extrañeza de visualizar  un angel amenazando a diestra y siniestra, pero la terapeuta lo justificò diciéndole que esa espada no se trataba màs que de un simple simbolismo.

Consumado el tiempo de la sesión, finalmente se intentò sin ningún resultado que arcángel miguel removiera el implante, toda vez que les manifestó a ambas que ahì  (en la boca de Carla, no en la de èl ni en la  boca de la terapeuta) debía quedarse, lo cual no tenía por què ser  motivo de preocupaciòn;  esto sin dar explicación alguna acerca del por qùe Carla debía resignarse a soportar  semejante dispositivo cuya presencia la asustaba sobremanera, maxime cuando asì lo manifestó, expresando en clara e inteligible voz: “No entiendo còmo no debo preocuparme por algo que me asusta”.

A estas alturas, la terapeuta, muy tímidamente pregunta el motivo por el cual debía conservarse el implante  pero arcángel miguel  solo se limitò  a responder que asì debía ser, reiteràndole a la implantada (Carla) no preocuparse al respecto.

Lamentablemente todas las probabilidades estaban en contra de Carla y ninguna a su favor. Desde el momento en que acudiò a la cita equivocada con la persona menos indicada, su suerte ya estaba echada. Asi es como la "negligencia" de un profesional combinada con las estratagemas de entidades parasitarias convergieron en una  fòrmula diabòlica para cercenar,  ademàs de la boca de Carla,  su derecho  a ejercer su sagrada voluntad de liberarse de influencias nefastas provenientes de entidades foráneas y hostiles hacia la humanidad.

Es una làstima que terapias como estas no estèn medianamente reglamentadas  bajo un código de  ètica, porque de estarlo, a Carla le asistirìa  el derecho de querellarse contra la terapeuta por el ilìcito de Tràfico de Influencias, cuya prueba a esgrimir, entre otras, seria  la sutil palmadita en el hombro bajo la forma de agradecimiento que le envió arcángel miguel con el mensaje de “estar haciéndolo muy bien y de lo especial de la relación que entre ellos existe", refirièndose  claro està,  a la terapeuta, no a Carla.

Desde nuestro particular punto de vista, en estos tiempos tan accidentados son muy pocos los hipnoterapeutas que resisten el tiròn de adulaciòn con que comienzan o terminar dichas entidades "alienìgenas", y son mucho menos aquellos  que someten a prueba la identidad de quienes dicen ser, anteponiendo por encima de los legìtimos intereses de la persona afectada sus propios intereses personales, ya sean estos de ìndole econòmica o derivados de creencias, dogmas y religiones que pudieran muy a sus expensas profesar. 

Como decimos en nuestro pueblo: Con amigos asì no necesitamos enemigos!

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